Cuestión de prioridades

A veces me paro y observo, sólo durante un momento, pero tiempo suficiente para ver cómo funcionan las cosas alrededor. Parece una chorrada, pero la verdad es que da miedo. Ves a todos moverse, avanzar, vivir y sólo puedes mirar.

Luego llegan los momentos de nostalgia y bajón. Nostalgia por no poder volver a hacer cierta cosas y bajón por no haber hecho otras que tal vez debieras o que simplemente te gustaría hacer. Continua el análisis hasta conseguir algo de claridad. En ese momento sabes que hay cosas que ya no va a dar tiempo a hacer, pero hay otras muchas que sí. "Hay que hacer lo que hay que hacer; y para hacer lo que hay que hacer, primero hay que saber qué es lo que hay que hacer" obviaré el nombre de semejante genio... . Encuentras los objetivos y como ya hay objetivos se pueden hacer planes. Para hacer los planes hay que contar con las posibilidades, con lo que tienes, pero también hay que contar con los impedimentos, con los obstáculos para conseguirlos. Una vez que ya lo tienes, sólo hay que ejecutarlo. Todo muy sencillito, pero entonces ¿por qué nos cuesta tanto?, ¿será que nos da miedo dar el primer paso?

No me hagáis caso, es el bajón de verano. Todos los años por estas fechas tengo la sensación de que ya ha pasado un año más, de que todo el mundo se ha movido y que yo sigo parada. Lo bueno es que todos los años se me pasa cuando vuelvo a moverme y veo que si no he perdido la práctica es porque, aunque no me haya dado cuenta, yo también me movía. Volver al mismo sitio no implica que no haya habido movimiento.


Y ahora una duda esencial que me ronda la cabeza a veces: ¿Por qué cuándo le preguntas a una madre a cuál de sus hijos quiere más te dice que a todos por igual y te pone el ejemplo de que es como elegir qué dedo de la mano quieres que te corten? No sé cuando me haga madre qué diré, pero ahora mismo preferiría que me cortaran el meñique de la mano izquierda y jamás dejaría que me cortaran el pulgar de la derecha...