...

No puedo dejar de hacer click en la página del 20 minutos digital. La abro y la vuelvo a cerrar. La noticia, más que conocida por todos, que el corazón de Puerta ha dejado de latir.

Curioso como un chaval que hace unos días no era más que otro futbolista para la mayoría de nosotros, se ha convertido en el centro de atención de todos. Creo que cada vez que salía la puerta del hospital por la tele nuestros corazones latían un poquito más deprisa, como si quisieran transmitirle esa fuerza al suyo. Por desgracia no ha sido posible.

Hasta ayer no me enteré de lo que había sucedido, pero desde que salió el parte médico en el que hablaban del daño cerebral, no he podido dejar de calcular qué tipo de daño podía ser y qué tratamiento podría llevar para que, aunque no volviera a jugar profesionalmente, pudiera al menos conocer a su hijo.

Apenas 2 años mayor que yo. La edad de mi hermano. Un chico deportista y en principio sano. Da qué pensar.

Lo único que le quita un poquito el sabor amargo a esta historia, lo bonito que es ver a todo un país preocupado por un chaval al que no conocen personalente. Implicados en su evolución y apenados por su pérdida. En los momentos así es en los que más orgullo siento por mi país.

Hasta luego muchacho.