Hay un gafe suelto

No suelo hablar mucho de Fórmula 1 porque sé que no es uno de vuestros temas favoritos, al menos para la mayoría, pero después de la carrera de ayer tenéis que permitirme esta entrada.

Os sitúo. Domingo por la tarde, con un trabajo por terminar y una asignatura por estudiar (al final el examen mejor de lo que pensaba, aunque no sé yo...), en la biblioteca estudiando. Me empiezo a marear y tener un dolor de tripa terrible y decido venirme a casa a ver el previo y la carrera (ya que no podía estudiar) y justo veo a mi Alonso en la tele diciendo que no hay posibilidades. Y Lobato reiterándolo.

Empieza la carrera y pierde posición con Rosberg (este niño será campeón del mundo, y si no al tiempo) y las posibilidades se ven peor, encima con el Ferrari de Massa detrás ahí incordiando.
Se estampa el pobre Sutil y después de 2 vueltas mirando el coche de lejos deciden sacar el Safety. Todo empieza a ponerse emocionante, sigue sin haber posibilidades, pero no se sabe qué va a pasar. Abren pit lane y entran todos a saco y Hamilton hijo imitando a Hamilton padre, que hace unas semanas se cargó el cochazo de un amigo suyo, no encuentra el freno y se estanpa contra el pobre Kimi (¡qué pena!, sí... casi lloro y to...). Pena de Rosberg, por cierto que le han penalizado por culpa del otro.

A lo que iba, que sale Alonso en un segundo puesto virtual y entonces se jode todo. Sí, ya sé que se estampó más tarde, pero digo que se jode todo porque en ese momento, Mr. Lobato, el cual me encanta que quede claro, dice: "Hay posibilidades de ganar". No tío. No te has dado cuenta, pero es que cada vez que lo dices acto seguido se estrella Alonso. Véase Montmeló o Mónaco. Si Lobato dice que no hay posibilidades, la cosa va bien. Si dice que va bien, la cosa se jode. Si dice que llueve, sale el sol más radiante; y si no prevee lluvia, cae el diluvio universal. En serio que me gusta mucho Lobato, pero por favor, que alguien le sugiera que no hable sobre las posibilidades del pobre Alonso, que me lo va a terminar matando de estrellármelo tantas veces.

Le voy a mandar un mail ahora mismo, a ver si consigo que en Francia no diga nada.

Por cierto, Kubica genial, salté de la silla cuando cruzó la meta. Extrañamente ya me encontraba mejor...