Construyendo

Ladrillos. Uno, luego otro, y otro más. Cada uno igual que el anterior, como imágenes iguales vistas por un mismo espejo. Se colocan de una forma determinada y acaban siendo una perfecta obra arquitectónica. "La arquitectura no son 4 paredes y un techo, sino el espacio que delimitan". Vestimos esa obra con adornos, pinturas, cortinas... a veces nos olvidamos de que lo importante es lo agusto que te sientes dentro, pero no por su apariecia, sino por su 'calor', por su espacio.Con el paso del tiempo, o no, la obra puede empezar a fallar. Se hacen fisuras que pueden llegar a evolucionar en grietas si no se arreglan a tiempo. Dejan huellas. A veces una reforma es suficiente, deja la obra como nueva, cálida de nuevo. Otras veces las grietas son tan grandes o llevan tanto tiempo ahí que acaban por modificar el espacio. Huellas ¿imborrables?. A veces es sencillo acostumbrarse a vivir así, en un espacio nuevo, ¿bueno o malo?, ¿mejor o peor?, la cuestión es que no es el espacio original y siempre llegará el día en que quieras recuperarlo; pero, ¿y si ya no recuerdas cómo era el original?, ¿y si acabas con otro reformado pero diferente?, ¿y si nunca eres capaz de recuperarlo de nuevo?, ¿y si por más que lo intentes la reforma no es suficiente?, ¿será posible derruirlo y empezar de nuevo?. Muchos dicen que sí. Tal vez sólo sea cuestión de intentarlo.

Foto de Ekilargi.